Península de Crimea

By 14 mayo, 2018World

Uno de mis viajes favoritos que hice con mis tres amigos fue en el 2001. Cogimos un autobus público desde mi ciudad Czestochowa a Lviv, y luego un tren durante 2 días a Simferopol. En un coche cama con sitio para cuatro nos apretujamos los cuatro con nuestras bicis. El tren estaba bastante bien pero la parte más interesante era cuando paraba en las estaciones, la gente entraba a vender bebidas y comida. La pregunta que más recordamos del viaje fue cada vez que el tren paraba -> Pivo budjet pit? ¿quieres cerveza? – No, gracias todavía tenemos. – Pivo budjet pit? volvían a preguntar, así que terminabamos por pedir otras cuatro cervezas Da cietyrie. Así fue como Oblojon beer se hizo mi amiga. La comida más sabrosa fue una casera cziburieki comprada a unas abuelas en sus mesas en las estaciones. Teníamos que bajarnos del tren y comprarla con la angustia de que se fuera sin nosotros. Por fin llegamos a nustro punto de partida en Crimea. Teníamos planes de recorrer muchos kilometros al día pero enseguida nos dimos cuenta de que ¡la península no era llana!
De todas formar disfrutamos de las rutas que hicimos.

Pasando Por diferentes lugares dimos con una exposición de bonsais por accidente… ¡Qué sorpresón!

Todo el viaje nos llevó unas pocas semanas, desde Simferopol, Bakhchysarai, Sevastopol, Yalta, Alushta, Sudak , Feodosia y vuelta a Simferopol donde cogimos un tren de vuelta a Polonia.

La Península de Crimea: precioso lugar con bonitas vistas, clima soleado, buenas gentes y ¡bonsai! El cañón de Balszoj de Crimea es un sito especial. Las paredes del cañón tienen más de 300m de altura desde su base, y ¡la anchura en su zona más estrecha es de 1.5 m!
Un destino habitual en el cañón es “Bath of youth” – se permite el baño pero el agua nunca supera los 11C. Nadé en él y quizás por eso tengo 25 años todavía. Además, hay muchas construcciones inacabadas de cuando colapso la unión soviética Vorontsov palace, Chatyr dag, Swallow’s nest y vino sabroso, (ooooooh el vino… nos emborrachamos un día en una enoteca cualquiera en la que el dueño hacía su propio vino, estaba delicioso pero no recuerdo como ni cuando abandonamos la tienda). Muchos grandes recuerdos, pero mejor los comentamos con una copita de vino ;)… algún día.

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